Una vez más, los aires del norte sacudieron al mundo de la música. Como en algún momento hicieron Jorge Cafrune, Tomás Lipán, Zamba Quipildor, Los Tekis o Bruno Arias, Cazzu llegó desde Jujuy y provocó una verdadera revolución de acordes y sonidos en el trap.
Lea bien señora: no en el folclore ni en el carnavalito, ritmos propios de aquellas geografías tan distantes de la gran ciudad como hermosas y ricas en paisajes, sabores, gustos, tradiciones y amabilidades, sino en el "trap". ¿En el qué? En el trap: una especie de versión criolla del rap nacido en los Estados Unidos.
La muchachada va metiendo rimas unas atrás de las otras y las improvisaciones, a veces, se hacen eternas. Como una payada pero medio importada de Estados Unidos. Del norte, ¿o no leyeron la primera frase del artículo? Todo tiene que ver con todo.
¿Pero quién es Cazzu, más allá de sus orígenes o su lugar de nacimiento? Arranquemos: su verdadero nombre, aunque nadie la llame de esa forma, es Julieta Cazzuchelli. Tiene 25 años y llegó al mundo en Fraile Pintado, un pueblo rodeado de verdes praderíos ubicado entre San Pedro de Jujuy y El Carmen, la zona más productiva de toda la provincia.
Ya desde chica se orientó hacia las artes, como sucedía con muchos chic@s en lugares o pueblos sin Internet, Netflix ni televisión HD. Empezó a cantar muy de pequeña, a los 11 años, pero primero no se le dio por el trap. Y no, si el género no existía como tal. Al principio tocó cumbia, y fue una de las más precoces figuras de ese ambiente. Por ese entonces la acompañaba su papá, un músico autodidacta.
La familia se trasladó a Tucumán, y en la tierra de las campeonas nacionales de las empanadas, los mejores sánguches de milanesa del mundo, Tafí del Valle, El Cadillal, la deslumbrante Raco, Palito Ortega, Atlético y San Martín empezó a estudiar cine.
En la cumbia, porque su deseo siempre fue triunfar en la música y donde su seudónimo era Juli K, se sintió algo destratada, dio el salto y aterrizó en el trap. Fue, qué duda cabe, la mejor decisión de su vida. En poco tiempo, empujada por un talento imposible de disimular y por la fuerza de las nuevas tecnologías, sus creaciones empezaron a ser escuchadas en los cuatro puntos cardinales del país.
Coincidió su explosión con el auge de las redes sociales, y nada sería igual para ella. Era una mujer en un mundo dominado mayormente por hombres. Fanática hasta límites insospechados de Daddy Yankee, Cazzu hasta se dio el gusto de compartir un recital con él a puro trap. Nada más ni nada menos.
También cantó con Jimena Barón, y tuvo tanto éxito en sus últimas presentaciones –llenó tres veces el Teatro Opera– que hará un Luna Park el 14 de marzo del año que viene. La jefa, como la apodan, será la primera trapera en conseguirlo. Un poco para darle la razón a aquello de “a los que me critican los doy vuelta como una media. A todos” que dijo Cazzu en su momento a los que no la quieren en el trap. Ella buscó un sueño y encontró su norte.