Tres circunstancias llaman la atención en cada una de las notas que envía Christian Martin desde Inglaterra o cualquiera de los destinos europeos donde lo envíe su labor periodística: 1) Su vozarrón. Fuerte, demoledor, atrapante. 2) Su figura: gigante, robusta, fornida, que manda al frente su pasado como rugbier. 3) La rigurosidad de las informaciones que brinda y el colorido que le aporta a cada salida al aire.
La explosión de la pandemia de Covid expandió el campo laboral del ex jugador del CASI (Club Atlético San Isidro) y de Los Pumas, el seleccionado nacional. Se hizo más conocido, llegó a más hogares por su cobertura para América y se transformó en una especie de "héroe" al dar la noticia que todo el mundo esperaba: que está muy cerca de concretarse la vacuna de Oxford contra el coronavirus, que se producirá en la Argentina.
Martin ya había sido muy elogiado antes, cuando tuvo a su cargo el seguimiento de la tragedia del joven futbolista argentino Emiliano Sala, quien falleció al desplomarse al Canal de la Mancha la avioneta en la que volaba después de firmar un contrato millonario. En ese caso lo hizo para Fox, la emisora para la que reviste de manera permanente.
Martin tiene 48 años (nació en San Isidro el 7 de octubre de 1971) y vive en Europa desde 1994, cuando al cabo de una gira con Los Pumas despertó el interés de un club francés, que lo tentó. A él le interesó la idea y se fue a probar suerte. Un año más tarde, el rugby se convirtió en un deporte profesional y una nueva propuesta, esta vez de un club galés, le permitió no sólo jugar y divertirse, sino también ganar dinero.
Nunca más se iría de Gran Bretaña. Mucho menos cuando conoció a la profesora francesa que primero se convertiría en su pareja y luego, bastante más tarde, aún después de tener a su primer hijo en 2005, en su esposa. "Ninguno de los dos es religioso y no nos interesaba tanto, pero después lo hicimos. El nacimiento de nuestro primer hijo nos permitió obtener un subsidio para acceder a una vivienda" le contó al programa Un Lugar en el mundo, de Radio Brisas de Mar del Plata, en una de las contadas entrevistas que concedió.
Martin, su mujer Helene y sus hijos Teddy (15 años, jugador de rugby) y Victoria (10 años) viven lejos del centro de Londres, en una zona de campiña conocida como Hampshire, ubicada entre la capital inglesa y Southampton. Antes de radicarse en el viejo continente, en la primaria escribió un diario infantil y luego estudió medios en la Universidad del Salvador. "Tengo un título intermedio pero siempre supe que me iba a dedicar a esto. Puedo hacer de todo. Incluso, a algunos periodistas que vinieron acá a cubir mundiales de basquet, por ejemplo, hasta les hice de camarógrafo" contó.
Esa camaradería no le impide ponerse firme ante el pedido de "colaboración" que le piden muchos medios argentinos. "Me he cansado de decirles que no a las radios y a los diarios argentinos. Te llaman y te piden "salime 5 minutos"... y no, esto es un trabajo, esto es pago. Hay que respetar eso. El corresponsal es clave porque tiene información de primera mano y eso hay que respetarlo.
LA FAMILIA, MUY IMPORTANTE PARA CHRISTIAN MARTIN
De alguna manera, que Martin se haya quedado a vivir en Inglaterra no es casualidad. Sus antepasados ("el abuelo de mi abuelo", dijo él) son galeses que llegaron a la Argentina a poblar la patagonia, en esa zona con tanta influencia británica que es el valle de Chubut. Puerto Madryn, Rawson, Trelew, Gaiman y Dolavon conservan, aún, la impronta de esa herencia en sus paisajes, el nombre de sus calles o las famosas casas de té.
"Incluso allá aún se usa el galés, que es un idioma que está medio caído en desuso acá, es medio raro eso" confesó Martin, que contó también que alguna vez fue campeón de una curiosa competencia que se desarrolla en Escocia: el lanzamiento de troncos de árboles, una extraña forma de entrenamiento del ejercito cuando no podía hacerlo con armas.
"A mi familia le faltaría un poco más de Argentina" se lamentó, aunque luego explicó que "es difícil combinar, porque cuando acá estamos de vacaciones allá es invierno y no les dan muchas ganas de ir. A mi se me murieron mis padres, y el resto de la familia está en Mendoza. Es un poco complicado. Pero sí, podrían tener un poco más de contacto".
El primer trabajo de Martin fue para la BBC. Después pasó por otros medios, hasta que ingresó a Fox y ahí hizo carrera. "A veces hago algunas cosas para la FIFA o algún canal de habla hispana en Estados Unidos, pero nada que pueda molestar a la cadena Fox", contó él. Habla varios idiomas, pero el que pronuncia a la perfección es el del buen periodismo, aquel que transformó su imagen de "gigantón duro" que mete miedo en la de un hombre respetado, querido y hasta dulce, porque todo lo que dice tiene sustento y contra eso... todavía no hay vacuna.