Es el año de los cocineros hot: primero fue el video de Maru Botana saboreando un hielo que tenía una forma muuuy sugerente, después llegó Chantal Abad contando que fue "muy infiel" con todos sus novios, y ahora se sumó un varón a la revolucionaria temporada donde los chef están más calientes que el aceite que usan para las papas fritas. Rodrigo Cascón no para de tirarle onda a Jésica Cirio, su compañera en Morfi. ¿Quien? "Rodri", repasemos su historia.
Además de tener mano maestra para las preparaciones saladas pero también dulces, Rodrigo es uno de los nuevos galanes de la tele. Tranquilamente podría besar a la protagonista de una novela o compartir escenas fuertes con cualquier heroína del cine. Tanto es así que se lo suele vincular con todas las mujeres con las cuales comparte la pantalla chica. Así como ahora es Jésica, antes fue Carina Zampini.
Aquella vez los dos jugaron al misterio y el rumor de que la buena onda traspasaba la pantalla y se extendía después de los programas duró un buen tiempo. Ahora, Cascón forma parte de las filas de Morfi, el programa dominguero que Cirio conduce junto a Gerardo Rozín en Telefe.
Semana a semana, la simpatía que hay entre los dos es más notoria, y algunos comentarios que cruzaron al aire generaron las primeras preguntas: ¿Se trata de una buena relación nada más?
Rodrigo tiene 41 años, y antes de llegar a este presente tan provechoso para él debió atravesar una infancia marcado tanto por la timidez como por el sobrepeso. Vergonzozo y calladito, prefería no salir a jugar a la calle para quedarse en casa.
Y si bien eso le generó muchos contratiempos para relacionarse socialmente, no hay mal que por bien no venga: viendo cocinar a su abuela fue que agarró el amor por las ollas y las sartenes.
Pero ayudando "a la nona" Rodrigo iba probando cada una de las preparaciones, algo que aumento su sobrepeso y el bullying que sufría a lo largo de su educación.
En la primaria la pasó bastante mal con eso, y recién sobre el final de la secundaria, cuando había pegado el estirón, un día dijo basta y decidió hacer un cambio interno que luego vería reflejado en su imagen exterior.
Entre otras cosas se puso a estudiar teatro, algo que lo ayudó a cambiar esa personalidad tan introvertida que lo perjudicaba. Y después se anotó en un teatro. Rodrigo Guirao Díaz, ahora en México, es uno de sus mejores amigos.
Hoy, que su cuerpo parece el de un atleta más que el de un cocinero, se anima a hacer electrofitness, pesas, corre entre 5 a 10 kilómetros cada vez que puede y hasta se le animó al Zumba Strong, donde tiene de profesora a... Jésica Cirio. ¡Le puso un 10!