Aunque explotó hace una semana y es por estas horas que visita todos los programas de chimentos y se sienta como un invitado más a las mesas familiares y a las rondas de mate entre compañeros de oficina, el escándalo "intrafamiliar" de Piñón Fijo empezó mucho antes, con una relación "de vieja data" del payaso cordobés con su actual pareja, una grave enfermedad que atravesó durante la pandemia y una fuerte interna por cuestiones económicas, con millones de pesos en juego.
La que reveló ese "cuadro de situación" fue Karina Iavícoli en Socios del espectáculo, quien entró en contacto con el artista infantil, contó su versión de los hechos y corrió el velo sobre una situación que era absolutamente desconocida para el gran público: los problemas y las divisiones que se escondían detrás de la fachada de "vida perfecta" que armó Piñón durante sus años de gloria.
Piñón era un artista callejero que un día "la pegó" y empezó a jugar en las "grandes ligas" del espectáculo argentino. Sin mucha competencia entre el público infantil, construyó un imperio alrededor de su simpático personaje. Mientras contaba cuentos, bailaba sus pegadizas canciones y escondía su rostro debajo de su maquillaje multicolor, también contaba dinero. Mucho. Según algunos, era tanta plata que hasta podían pesarla. En fin.
Como dijo alguna vez Jorge Rial, "cuando el dinero entra por la puerta el amor se va por la ventana". De acuerdo al relato de Iaviccoli, Piñón y los suyos se expandieron a "varias compañías que abrieron". El artista, cuyo verdadero nombre es Fabián Alberto Gómez, armó una suerte de "emprendimiento familiar" donde salieron a escena sus hijos Sol, "Solfijo", y Jeremías, "Jerefijo".
La cosa marchaba sobre ruedas hasta que Piñón ya no pudo ocultar que estaba iniciando una nueva historia con una mujer llamada Fernanda. La revolución se dio de la puertas del hogar para adentro. Nada tenía que salir ni conocerse, algo que podía poner en riesgo el aceitado funcionamiento de esa máquina de generar ganancias y dividendos. La olla estaba hirviendo, pero la tapa impedía que el humo maloliente se esparciera más allá de donde se cocinaba el escándalo. De esa manera, pocos supieron que Piñón y la madre de sus hijos se terminaron separando.
Llegó la pandemia y, según Iavícoli, también una grave enfermedad que Piñón, por suerte, está dejando atrás. "Cáncer, no hay que tenerle miedo a la palabra", relató la informada panelista de Socios. Según ella, el payaso "estuvo tan mal y tan complicado que hubo tironeos por lo que se suponía que podía ser la división de la fortuna que amasaron en todos estos años de teatros llenos y contratos de televisión muy altos".