El sol ingresa cálidamente en el living del Tucu López y Sabrina Rojas, para crear una atmósfera perfecta, ideal y única, en la que el embelesamiento irradia una onda expansiva maravillosa. Los dos famosos transitan por un tramo perfecto de la carretera de sus vidas.
Ese noviazgo que sorprendió en sus orígenes hoy luce consolidado, incluso exhibe un crecimiento meteórico en el lazo sentimental que los atrae, que los retroalimenta. Nadan por aguas del enamoramiento y así se los percibe, totalmente felices.
Claro que hay bemoles, situaciones que empiezan a salir a la luz porque hace apenas cinco meses que se conocen en profundidad. Por eso ciertos comportamientos o hábitos pueden tallar en el seno de la pareja. Al menos existe uno que a Sabrina le pone los pelos de punta.
Rojas no ocultó su indignación con una tendencia del Tucu y lo deschavó en Intrusos, donde fueron a sentarse en el living para hablar de su romance y del proyecto televisivo que los une en América. Ante la consulta de Rodrigo Lussich sobre lo que no le gusta tanto de López, la blonda disparó con todo.
Así, Rojas se animó a revelar el hábito que le impide soñar, o proyectar, una convivencia con su novio: “Tiene un grave problema con el orden, pero gravísimo. Cual adolescente de 15 años. No se podría convivir con él”. Semejante declaración activó las preguntas de los integrantes del ciclo.
En ese contexto, el locutor aceptó sus culpas y explicó: “Yo soy solo hace unos 15 o 17 años, no tengo la logística del orden, si las zapatillas están tiradas ahí, todo bien”. Inmediatamente, Sabrina remarcó su contrapunto: “Yo con hijos tengo otra cosa, otro orden, otra rutina”.
López profundizó: “Mi casa es un caos siempre”. Empático con esa confesión, Lussich agregó: “Cuando vivís solo dejás una remera arriba de una silla y ahí quedará”. Indignada, Rojas exclamó: “A veces pasa que voy el lunes y vuelvo el jueves y la remera sigue ahí, ¡Sigue ahí!”.
Para despegarse, cuando Virginia Gallardo le transmitió al Tucu la necesidad de una ayuda femenina, Rojas intervino y bramó: “Pero no voy a ser yo, querida, ya tengo dos hijos”.