Gerardo Rozín peleó contra una maldita enfermedad durante once meses. Se hizo una cirugía que le permitió calidad de vida pero, semanas atrás, su salud desmejoró hasta que se acercó su triste final, el último viernes, por la noche.
Carlos Belocopitt, socio y amigo personal de Gerardo, compartió el motivo por el que el conductor de Morfi todos a la mesa no quiso hablar públicamente de lo que atravesaba. Fue en LAM, por América, que el empresario de medios compartió el deseo del periodista.
"El priorizó mucho, y me lo dijo claramente, que no quería que sus hijos vieran todo lo que significaba un año de esto hecho muy público y que lo termine complicando", compartió Belocopitt, revelando el pensamiento de su amigo que quiso proteger, hasta el último día, a sus dos hijos.
"Gerardo era un hombre de los medios y merecía las despedidas que le han hecho. Y yo le dije ´¿por qué no das una nota?´", comenzó Carlos, luego de escuchar la pregunta de Angel De Brito, sobre el por qué Rozín nunca habló de lo que estaba viviendo.
"Él prefirió mantener esto hasta el final de la forma más privada, y ahí yo quiero agradecer a todos los medios que, de manera unánime, lo han cuidado", destacó Carlos, conocedor del mundo de las comunicaciones.
"Me dio consejos sobre cómo seguir. La Peña de Morfi tenía previsto el lanzamiento el domingo 13 y yo le dije por qué no aguantaba un poquito más y se venía el domingo a ver cómo había quedado la escenografía", le propuso Belocopitt a Gerardo.
"Me dijo ‘no, no, Claudio, ya está. Elegí buenas fotos. Hacé bien los homenajes, los finales’. Él hablaba con el productor general y le aconsejaba cómo poner los musicales. Tuvo ese humor ácido hasta el último momento. Además de un gran productor se perdió un tipo extraordinario”, definió Carlos, con inevitables lágrimas en los ojos.
