"Sus ojos se cerraron y el mundo sigue andando". Lo escribieron Carlos Gardel y Alfredo Lepera en 1935 y lo confirman los seres humanos todos los santos días. A una semana de la tragedia que se llevó la vida de Gustavo Martínez, quien fuera pareja de su padre, su tutor judicial y el hombre que los cuidó y los crió desde el mismo momento en el que nacieron, Marta y Felipe Fort festejaron sus 18 años a todo trapo en Los Angeles.
Mientras en Buenos Aires no se acallan todavía los ecos del terrible suceso con amigos y conocidos de Martínez y de Fort desfilando por los medios de comunicación para ventilar la precaria situación en la que vivía a pesar de "pertenecer" a una de las familias más acaudaladas del país, los chicos finalmente concretaron el viaje que tenían planeado hacer para recibir la mayoría de edad.
Si bien en un momento se informó que los hermanos habían cancelado el viaje por estar muy pegado al suicidio de su tutor, finalmente se subieron al avión y aterrizaron en la capital del estado de California, en el extremo oeste de los Estados Unidos. Allí donde las orillas son bañadas por las friolentas aguas del pacífico acomodaron sus pertenencias y se dieron la gran vida.
El cumpleaños número 18, tan significativo para muchas personas, encontró a Marta y Felipe en un coqueto restaurante de aquellos lares, donde compartieron mesa junto a un reducido grupo de acompañantes entre los que se encontraba el tío de los chicos, Eduardo Fort, quien parece haber quedado a cargo de su guía y de su resguardo.
Aunque prefiera obviar el contacto mediático y le escape a la exposición, Eduardo Fort se vio involucrado en una serie de situaciones polémicas ya se por su propia vida sentimental (es el novio de Rocío Marengo, quien lo acusó varias veces de no jugársela públicamente por ella), como por las cuestiones vinculadas a su familia: quedó en el ojo de la tormenta tras el suicidio de Martínez, Virginia Gallardo lo cruzó varias veces con fuertes declaraciones y Luis Ventura dijo que "no hablará en la televisión, pero en el grupo es el que decide todo".
A la buena comida se le sumó una torta y otras exquisiteces dulces, alrededor de las cuales se les cantó el tradicional "feliz cumpleaños" que en su estribillo no llevó un sólo nombre sino un apurado "MartitayFelipe" para que entren los dos en la misma canción. "Lo pasamos bien, pero no están todas las personas que yo hubiese querido", se lamentó Marta, quien subió las imágenes a su cuenta de Instagram.
