A fines de octubre, Sofía Zámolo dará a luz a su primera hija, después de cuatro años de matrimonio con el empresario Joe Uriburu. Embarazada de cuatro meses, la futura mamá aún tiene días en que los malestares no la dejan tranquila
Si bien las náuseas, los vómitos, y en algunos casos los mareos son típicos en el primer trimestre de gestación, a la modelo todavía se le siguen manifestando. Y hay días que tiene síntomas tan intensos en que pasa muchas horas en cama, en reposo absoluto, para sentirse mejor.
“Tres días seguidos en cama y pensábamos que había pasado el tema vómitos”, confió la rubia, acompañando el video con la imagen de ella en su dormitorio, para graficar una rutina que ya le resulta conocida. “Los primeros tres meses fueron difíciles: me la pasaba en la cama, con vómitos. Llegué a vomitar once veces en un día. La pasé mal y hasta bajé tres kilos”
“Nunca me imaginé que podía llegar a sentirme tan mal. Los médicos me dijeron que me quedara tranquila porque mis náuseas era un buen indicio, que estaba reproduciendo hormonas y que el bebé se está formando bien. Mi cuerpo se está preparando y el bebé está más protegido”, supo contar la modelo, que tiene fecha de parto para el 30 de octubre
“El embarazo me obligó a quedarme en casa, justo en este momento. Mi trabajo rutinario está en pausa, pienso que volveré cuando pase todo”, adelantó la ex panelista de Incorrectas.
FELICIDAD SUPERADORA
A pesar de que hay días en que el crecimiento de su bella pancita no le permite cocinar, limpiar o dedicarse a las actividades hogareñas como lo hace en épocas de cuarentena, en los días en que Zámalo se siente bien aprovecha para manifestar toda su alegría y gratitud al milagro que, en los próximos meses, tendrá entre sus brazos
“Hola bebita que estás creciendo acá dentro mío. Me emociona que me hayas elegido para ser tu mamá. Gracias”, le dedica a la baby en crecimiento. Y, también, agradece a sus referentes religiosos. “Gracias Virgencita. Gracias Dios por esta bendición”, también con emotivas imágenes donde se la ve cantando y tocándose la panza, con vista a un luminoso ventanal.