A un año del transplante de hígado que le permitió salvar su vida y "nacer de nuevo" al mismo tiempo, Soledad Aquino le dio un emotivo móvil a Intrusos en el que recordó los momentos más dramáticos que debió afrontar en esa instancia decisiva, confesó que se encuentra tan bien que en poco tiempo más viajará a México para ver a su hija y expresó que su deseo más grande es el de ser abuela.
En ese sentido, consideró que su hija Micaela, quien está de novia con el futbolista Lisandro López, es a la que considera "más cercana a que me de el gusto" ya que su otra nena, Candelaria, "está en otra etapa de su relación con Coty. Andan viajando mucho y ahora recién acaban de llegar de España. Así que sí, es Mica a la que le veo más posibilidades de que sea mamá".
Asimismo, reconoció que cuando Mica le contó que se iba a vivir a México siguiendo los pasos de su pareja -quien se fue a jugar allá tras su paso por Boca- reaccionó con mucha sorpresa y algo de desagrado. "Así como decís vos, le dije "Quéeeeee, ¿A México te vas?" después de que la panelista Nancy Duré le preguntara cómo había impactado la noticia teniendo en cuenta lo familiero que es todo el clan.
"Ahora me la voy a ver a México, en poco tiempo más. Me siento muy bien, así que puedo viajar. Tomo muchos remedios para bajar la inmunidad. Bueno, como todos los que recibimos un transplante", explicó Aquino, quien una y otra vez agradeció "el magnífico trabajo que hicieron los médicos. La mano que tienen y la forma de trabajar es magnífica. Una calidad profesional y humana que es para sacarse el sombrero".
Además, habló de Marcelo Tinelli y su reciente separación de Guillermina Valdés, con quien mantiene una muy buena relación. "Cuando me enteré le mandé un mensaje a él, y le pregunté cómo estaba. Pero no me quiero meter. Ahora lo sigo mucho por Instagram, y lo veo bastante bien. Está mucho con Lolo, que está re pegado con él porque lo debe haber sentido. Trato de no meterme en ciertas cuestiones, solo digo lo que veo en su Instagram", aseguró.
Con respecto al período en el que permaneció internada, Aquino recordó que "mi habitación parecía el santuario de Gilda, porque me habían traído vírgenes y había estampitas de todo tipo", admitió que "tuve miedo de morirme un montón de veces, incluso no sé cómo soporté todas las cosas por las que debí pasar" y consideró que uno de los momentos más difíciles y bravos que debió soportar se dio después del transplante porque "sufrí dos paros cardíacos y estaban esperando el tercero, que iba a ser definitivo. Hicieron entrar a las chicas para que estuvieran conmigo en ese momento, pero por suerte no sucedió".