Sin dudas, el encierro y aislamiento potencia las emociones, hace que la cabeza maquine, pensar en el afuera, tratar de interpretar los movimientos de los pares a fin de ver para qué lado ir, jugar y confiar. Y es eso lo que en esta edición de Gran Hermano está candente casi desde el primer día.
Pero, a tan solo un mes de haber comenzado esta nueva temporada del reality de Telefe los participantes ya juegan fuerte, discuten, generan alianzas y planean estrategias. Y eso es lo que decidieron hacer Tato y Luciana, quienes el 1 de enero dejaron al descubierto que no les cae bien Andrea, a quien acusan de querer copiar a Furia.
Asimismo, el jueves por la noche ambos concursantes volvieron a tener una charla íntima donde pretendieron ver el mecanismo de sus pares e idear un plan de juego para seguir en competencia y derrocar a sus contrincantes. Y las cámaras que todo lo ven y escuchan fueron testigos de la conversación.
Y fue allí que Tato remarcó: “Vamos a empezar a quedar como unos quilomberos falsos. Es genuino que hay días que vamos a estar más tranquilos. Y segundo, si todos los días armamos quilombos en algún momento vamos a caer. No sea cosa que liguemos mal una placa”.
PENSANDO EN EL ADENTRO Y AFUERA
“Creo que son instancias y se va dando solas. No quedar en el foco si zafamos de placa. O si nuestro grupo se mantiene y dicen vamos por ellos y nos empiezan a desarmar. ¿Vamos a armar un quilombo forzado? No, somos así y chau. Lo que sí, no aflojarle a lo que pensamos y queremos hacer”, siguió Santiago Algorta.
En ese análisis que Tato hacía también dedujo que, si él hubiese tenido la posibilidad de eliminar a un compañero, como Giuliano, se hubiese auto expulsado para quedar bien con el afuera. “A tu rival le queres ganar jugando en la cancha. La gran jugada era decir no, me voy yo. Se iba y después volvía con todo”, sentenció.