Un poco agotada del ajetreo constante de la ciudad, de los espacios reducidos y del poco verde que hay alrededor de cada edificio porteño, Adabel Guerrero armó sus valijas, contrató una empresa de mudanzas y se fue de la mano de su marido, Martín Lamela, a un barrio privado rodeada de vegetación.
Pero dentro de la búsqueda para un enorme cambio de aire, estaban también incluidas las necesidades de su pequeña hija Lola de dos años, y de los tres chicos que tiene Lamela de su matrimonio anterior, con Claudia Escobar.
Para sorpresa de muchos, la bailarina había tomado la decisión de convivir con la expareja de su esposo, y estuvieron bajo el mismo techo durante varios meses, por lo cual la casa terminó destacándose por sus enormes espacios y su gran cantidad de ambientes.
Tras trece años en departamentos, Adabel encontró esta soñada casa que cuenta con un enorme living, en donde los sillones y las comodidades son el centro de atención. Además, las ventanas y la luz natural son uno de los factores principales de la morada, que dan sensación de calidez y ayudan a convivir con el exterior.
El ambiente principal tiene una conexión con el jardín, que no solo deja a la vista la vasta vegetación, sino que además cuenta con una importante piscina, preparada para que los cuatro chicos se sumerjan y disfruten de las tardes calurosas de verano.
Con esta mudanza, Guerrero logró cumplir uno de sus sueños, que constaba en que pequeña hija pudiera disfrutar del aire libre, y de la tranquilidad y de la seguridad del barrio. Por lo que en las tardes en donde el viento ayuda a refrescarse, Lola pasea en bicicleta -siempre ante la mirada atenta de sus padres- por las calles internas del country.
Pero luego de una ajetreada mudanza, sumado a la distancia que existe entre la ciudad y el barrio privado, Adabel logró acomodarse y comenzó a cambiar aquellas pequeñas -y no tan pequeñas- estructuras que no la lograban convencer.
De esta manera, en las últimas horas la bailarina lució su nueva increíble renovación en su sala favorita de la casa, en donde cambió el placard por unas enormes puertas de vidrio corredizas, divididas en tres zonas, que no solo albergan su extensa colección de zapatos, carteras y atuendos, sino que también esconden un maquillador y un pequeño escritorio para cuando sea necesario darse los últimos retoques en el rostro o mandar algún mail urgente.
“¿Les gusta como quedó mi placard/escritorio/maquillador? ¡Todo en un solo mueble! Me encanta porque queda todo tras los espejos y siempre va a estar ordenado. Hice realidad una de mis locuras”, escribió feliz la actriz de la obra Sex en su cuenta de Instagram, mientras que acompañó sus palabras con un video en donde muestra como todo quedó “escondido” y prolijo.