Aunque está atravesando un tratamiento en su lucha contra la leucemia. Wanda Nara sigue tan activa como siempre. Sus días se reparten entre Turquía e Italia. Y cada tanto, como parte de su proceso de sanación, viene a Buenos Aires para realizar los controles médicos pertinentes.
En Estambul viven de manera permanente su marido, Mauro Icardi, y sus cuatro hijos menores: Francesca e Isabella Icardi y Benedicto y Constantino López. Mientras que en Roma se encuentra su trabajo principal en los medios de comunicación por estos días.
Su rol como participante estrella de Ballando con le stelle le exige pasar varios días en Roma para ensayar sus coreografías de la mano de su partenaire, Pasquale La Rocca.
Y, siempre que puede, se hace una escapada a Buenos Aires para visitar a su hijo mayor, Valentino López, que juega en la inferiores de River. Esa vida en varias ciudades la obliga a viajar de manera constante. Las distancias son largas. Y por ello, debe moverse sí o sí en avión.
Tener que hacer tantos viajes semanales en un avión de línea sería algo realmente engorroso para la empresaria, por lo que se mueve en avión privado. Esa es ya su costumbre desde hace varios años. Cada vez que emprende viaje, la aeronave está preparada para su absoluto disfrute y comodidad.
La tripulación del avión en el que se mueve entre Italia y Turquía suele esperarla con sushi o bandejas de frutas. Después de dar cuenta del ágape de turno, Wanda se relaja en los sillones de tonos neutros y disfruta de un lujoso vuelo que la lleva a cumplir sus obligaciones laborales por el mundo.
O, en sus viajes favoritos, al reencuentro con su familia que la espera ansiosa. Cómo sucedió en los últimos días, en los que se reunieron todos en Estambul para festejar su cumpleaños.