Tras décadas de caminar a la par por la vida, de construir una familia, Verónica Vieyra y Silvestre clausuraron su historia con un divorcio mediático, que se produjo allá por 2010. Lejos de armonizar su vínculo, los actores maximizaron sus diferencias, al menos el ex de Andrea del Boca.
Hace un mes, el cantante reapareció del ostracismo, de un silencio sepulcral, en PH y soltó algunas definiciones muy extrañas sobre Vieyra. “No es fácil que a los 60 años te dejen sin nada, el trabajo de toda tu vida, que de un día para el otro te quedes en la calle. Y que todos sean cómplices”, bramó.
Una acusación muy picante, para la cual no entregó ninguna prueba y que forma parte de un análisis más profundo de los comportamientos del actor con sus ex parejas y sus hijos. Un contexto general que se auscultó en los últimos días y que refieren a accionares controversiales del músico.
En todo este tiempo se aguardaba la palabra de Verónica, quien pudo reconstruir su vida con una mudanza a Gualeguaychú con sus dos hijas Camila y Macarena. Y que en las antípodas de sumirse en un estadío de angustia se reconfiguró como productora teatral y otras actividades.
Finalmente, la protagonista de varios éxitos televisivos habló en A la tarde, el ciclo de América que conduce Karina Mazzocco y soltó unas líneas poderosas, más allá de evitar nombrar a su ex marido. “Estoy en el teatro, haciendo una obra para niños. Yo estoy traba, feliz, con una vida feliz, los chicos están bien que eso es lo importante. Nada más”, sostuvo.
Ante la lógica insistencia del cronista, Verónica solo atinó a dejar un mensaje positivo: “Hagamos de la vida cosas lindas”. Una manera de evitar las polémicas, de no destinarle ni una pizca de su energía a Silvestre y para marcar las diferencias con las que se manejan en este plano.
