Hace unos años, la vida de Victoria Vannucci volvió a dar un vuelco cuando cayó en un profundo pozo depresivo del que, dijo, la salvaron sus hijos, Indiana y Napoleón, por quienes encontró fuerzas para salir adelante y recrearse después de tanto escándalo.
Hagamos memoria: en 2016, la ex tenista y su entonces marido, Matías Garfunkel, de un día para el otro armaron las valijas y se fueron a vivir a Estados Unidos. En la Argentina dejaban un tendal de fuertísimos escándalos.
Denuncias y escraches de parte de los empleados del Grupo Veintitrés, propiedad del empresario, cada vez más problemas con la AFIP y las fotos de la pareja posando con animales muertos los eyectó a Miami, donde Vannucci empezó a caer a dónde había llegado con su vida.
"Me fui por todo lo que pasó. Es algo totalmente lógico, pero que yo tampoco entendía", le dijo la ahora chef vegana a Ángel de Brito, antes de abrirse en una nota de Infobae donde detalló su fuerte depresión que derivó en ruptura de Garfunkel.
“La fama marea. El dinero marea. Y a mí me mareó de tal forma que me alejó de quien quería ser. Me puso en un mundo que no era el mío. Siempre fui una mujer simple, de familia humilde. Y de repente me topé con un universo distinto”, dijo a Teleshow.
“Al principio la alta sociedad y el lujo te obnubila. Trataba de pertenecer, pero no lo lograba. Desde el momento en que tenés choferes para todo, no manejás más. No hacés un trámite más. Te hacen todo. Y perdés el eje”, aseguró.
Vick contó que llegó a tener tantos guardaespaldas que ya nadie se se le podía acercar. “Esa no era mi vida. Esa no era yo. Ni era feliz. Y empecé a caer”, indicó. La caída empezó un día, al no reconocerse en el espejo.
“Tenía dos hijitos, Indiana de 4 años y Napolito, de 2 y medio. Por suerte eran chiquitos y esa etapa mía no la presenciaron conscientemente. Delante de ellos yo trataba de sacar fuerzas de donde no tenía y a veces evitaba que me viesen. No me reconocía”, relató.
“Pasaron los días. Las semanas. Y, literalmente, no pude levantarme más. No podía respirar ni encontrarle sentido a nada. Así conocí el pánico y empecé a tener ataques cada vez más frecuentes”, avanzó.
Vannucci recordó que en ese momento todos desaparecieron a su alrededor: “No había nadie que me ayudase a nada, ni siquiera emocionalmente. Sabía que debía seguir respirando porque estaban mis hijos”.
Fueron casi cuatro con depresión. “Nunca antes me había deprimido, quizás porque no me había dado la oportunidad. Siempre seguí. Y fue una avalancha. Rupturas. La pérdida de mi familia. La situación con los animales…”, añadió.
La cocinera aseguró que después de que su nombre se convirtiera “en mala palabra”, logró encontrar un nuevo sentido para salir adelante y reencontrarse con la mujer que quería ser. Lejos de Garfunkel, hoy Victoria tiene un exitoso restaurante vegano en Los Ángeles y está de novia y le cocina a las Kardashian.