Luciana Salazar construyó una vida de encantos, casi como planificada a puño y letra por un guionista de un cuento. Logró conquistar el ámbito público y transformarse en una figura, tras varios años de buscar su lugar en la palestra. Y en ese diseño pudo cumplir el anhelo de habitar en propiedades fastuosas.
Luli Pop se mudó recientemente a un piso increíble en uno de los edificios más top de Capital Federal, que se ubica en Núñez, sobre la Avenida Del Libertador. Ahí transcurre la semana, con un sinfín de comodidades y excentricidades, destinadas a unos pocos.
Pero igualmente, Luciana mantiene la mansión del country Nordelta, esa propiedad inmensa, que tiene conexión con el lago y un tamaño sideral en la que transcurrió la cuarentena. Ahí se reserva los fines de semana para tomar un respiro de la urbe porteña.
Desde esa casona alimenta muchos de los posteos de su Instagram, principalmente porque en el jardín emplazó una serie de juegos impresionantes para su pequeña Matilda. Desde una plaza íntegramente hecha en madera, hasta una casita en miniatura con todos los chiches.
En los últimos días, Luciana saltó a su perfil digital para captar un momento de la tarde y graficar las bondades que le ofrece esta propiedad, porque desde la planta alta pudo retratar con su celular el horizonte que mira desde su vista.
Así, escribió: “Atardecer desde mi balcón”. Además de tomar dimensión del panorama, esta foto posibilitó divisar en toda su dimensión el jardín de Luli Pop. Ese terreno interminable, con un césped cuidado y una piscina gigantesca, ideal para retozar al sol y refrescarse en verano.