Una bomba que explotó e irradió una onda expansiva de sorpresa total. Hace tres semanas, todo el mundo del espectáculo se conmocionó con ese registro audiovisual del reencuentro de Laurita Fernández y Nico Cabré. Una situación que nadie imaginaba, dado que el amor parecía haber llegado a su final.
Desde ese momento, el foco se centró en aguardar la confirmación de algunos de los protagonistas. Claro que la exposición notoria del Cantando 2020 le ha generado un desafío a la conductora, que entrega algunas pistas, algunos indicios, pero no se anima a corroborar el retorno del amor.
Este lunes, se produjo otra demostración de la apuesta de Laurita y Nicolás, dado que un vecino los captó caminando por Pilar. Tras ese video, la blonda otorgó algunas aclaraciones y sostuvo: “No me quiero sentir presionada. Si salgo a caminar, es porque no tengo ningún problema. No pasa nada, no estoy encapuchada pero tampoco quiero presionarme o sentir que tengo que contar algo o titular algo”.
"No me quiero sentir presionada. Si salgo a caminar, es porque no tengo ningún problema", había dicho Laurita el lunes.
Ahora llegó el turno de una prueba irrefutable, imposible de contrarrestar, que consiguió Paparazzi. En su tarea de monitorear la ciudad en busca de los famosos, este medio percibió a Laurita por el barrio de Palermo. El raid incluyó un traslado a la zona norte del conurbano bonaerense, fiel al espíritu de encontrar la noticia.
La bailarina ingresó al country donde reside Cabré, y en el que están construyendo juntos una casa propia, un proyecto que se volvió a reactivar y que marcharía viento en popa. Paparazzi aguardó pacientemente en la puerta del barrio privado, con el deseo de poder captar algún momento de la pareja.
Tras unos minutos, y en la dirección en la que se montaba guardia en nuestro vehículo, aparecieron a los lejos Laurita y Nicolás, que salieron del country y caminaron con buen ritmo, de la mano, muy acaramelados. Los tortolitos acudieron a disfrutar de una caminata, un hábito que suelen llevar a cabo.
Mientras se acercaban a la posición de Paparazzi, Cabré percibió la lente, se acomodó el barbijo. Al unísono que Laurita también se percató y con cara de extrañeza saludó con un pulgar arriba. Así, con buena onda y sin tener nada que esconder.
A los segundos, Paparazzi intentó acompañar el paseo, pero la pareja reingresó al barrio privado y se escaparon del radar. Indudablemente, el camino hacia la reconciliación transita por tierras de realidad. ¡Qué viva el amor!
IMÁGENES: ALEJANDRO CARRA.