“Nunca es triste la verdad, lo que no tiene es remedio”, asegura una vieja canción. Y lo que Wanda Nara descubrió el 16 de octubre cuando agarró, casi de casualidad, el celular de Mauro Icardi, fue una realidad que la dejó pasmada, noqueada y furiosa.
Lo que vio es conocido: el delantero del PSG y la China Suárez venían intercambiando mensajes, fotos y videos hot desde hacía tiempo. Poses jugadas, mensajes de alto voltaje, promesas ardientes y detalles de todo tipo. Todo eso encontró Wanda al abrir, inocentemente, el teléfono de su marido.
Y si en un principio se decía que todo empezó porque el propio Icardi le había pedido el celu a Nara porque la notaba “rara”, en el mano a mano con Susana Giménez en París la rubia dio otra versión de los hechos.
"Estábamos en un campo y yo estaba hablando con la chica que me organiza las fiestas en París y ella me había pedido una foto de Isa. Entonces, agarré el celular de Mauro porque me acordé que habíamos hecho una foto con el celular de él”, empezó la hermana de Zaira.
"Empecé a buscar la foto y empecé a ver pantallazos de un chat con una mujer muy famosa que ya saben quién es", siguió, y la conductora quiso saber si con Eugenia Suárez tenían una amistad. "No éramos amigas, tenía buena relación, cordial", aseguró.
La representante luego se refirió a las distintas versiones que surgieron sobre el origen del Wandagate, el día en el que ella estalló con su famosa story llena de bronca en la que señaló a la actriz como a “la zorra” que se había “cargado” a su familia.
“Como somos personas muy conocidas, es obvio que se empiezan a generar un montón de versiones. Yo estoy en el ambiente desde los cuatro o cinco años y lo tengo muy claro; he vivido separaciones y peleas con otras parejas y a veces cuando no querés hablar, del otro lado empiezan a inventar", dijo.
"Es parte del ambiente, es parte del precio que hay que pagar por ser famosa", completó la diva, a lo que Nara siguió con un mea culpa por cómo procedió al encontrar las pruebas del sexting que se estaba dando a sus espaldas.
“Es el precio que pago por impulso, porque en ese sentido la culpa la tuve yo, porque antes de hablar con mi mejor amiga, con mi hermana, que somos como almas gemelas, publiqué una historia", explicó, reflexiva.
Y Wanda cerró, arrepentida: “Siempre tengo el teléfono en la mano y lo primero que se me vino a la cabeza fue la bronca, la ira, y puse una historia".