Dejando atrás un 2020 lejos de su familia y amigos a causa de la pandemia que dejó paralizado al mundo, Wanda Nara emprendió viaje junto a sus hijos y su esposo Mauro Icardi para regresar a Argentina y disfrutar de los festejos de Año Nuevo junto a su hermana Zaira.
Emocionada de volver a su país de origen, la empresaria fue mostrando cada momento de su día en su cuenta de Instagram y además, feliz, compartió la unión de los primos al ver jugar a sus cinco hijos junto a los dos pequeños de su hermana.
No obstante, la alegría compartida en la Patagonia se dio por terminada, y además de no poder contener las lágrimas ante la inminente despedida, Wanda retornó a Buenos Aires para después preparar las valijas y volver a las tierras europeas.
Pero antes de abandonar el país, Nara abrió las puertas de su lujoso piso en Avenida del Libertador y aprovechando sus vistas hacia el Estadio Antonio Vespucio Liberti, más conocido como el Monumental, alentó a sus seguidores a que votaran a quién consideran que será el vencedor del Superclásico que se disputará esta noche en La Bombonera.
En las imágenes, la representante también mostró a sus tres hijos, producto de su anterior relación con Maxi López, disfrutando de la calurosa tarde en la enorme piscina y reveló la alegría de los pequeños -y de ella- de volver a su tierra: “Argentina, qué felices somos aquí”.
Además, Wanda lució su enorme living con silones de cuero y alfombras que separan el frío del piso de mármol blanco del resto del espacio, en donde también existen enormes ventanales que no solo tienen vista a la cancha del equipo de Núñez, sino que además dejan ingresar la luz natural del exterior y de los enormes espacios verdes que presenta la ciudad.
Por otra parte, para divertirse, la empresaria mostró que en el hogar cuentan con una gran mesa de ping pong y un televisor gigante colocado en la pared que tiene decoraciones en madera cálida y sillones combinados para dejar el ambiente en tonos neutros como el beige, el verde musgo y el gris.
Sin dejar de lado el fútbol, pasión que llevan en la sangre todos sus hijos y su marido, la familia de Wanda tiene un enorme metegol de metal negro que está centrado en uno de los salones con un enorme espacio a su alrededor para que los chicos no solo puedan disfrutar de una tarde de juego, sino que también tengan lugar para festejar sus goles y las victorias.