Y, un día, a Yanina Latorre le explotó el chimento más jugoso en el lugar menos pensado, el grupito de amigas de su hija Lola, todo por una chica que hizo una osada y metódica estrategia para “vivir” económicamente a sus pares y a sus familiares.
Este drama de niñas ricas de country de Zona Norte estalló cuando se viralizaron unos audios en los que Yanina detallaba el modus operandi de la joven, también llamada Lola como su primogénita, que confirmó su separación.
"Esta chica se dedicó desde el año pasado a sacarle fotos a todas las tarjetas de crédito de sus amigas, madres y hermanas. Iba a su casa y sacaba las tarjetas de crédito. Abrió una cuenta de PayPal a nombre de Trini (otra de las chicas)", arrancó.
“Y, en esa cuenta de PayPal, metió todas las tarjetas. Tenía como 25. Hasta ahora, la sumatoria es de 25 mil dólares que estafó. Se dedicó a pedir sushi, comprar carteras, vuelos internos por Estados Unidos. Se fue a vivir de las 25 tarjetas", siguió la angelita.
Latorre explicó cómo salió a la luz el engaño: "¿Cómo salta esto? Hace una semana, en el resumen de la tarjeta de Pipu (amiga de Lola), Juan empezó a ver un montón de gastos y le dijo: 'Pipu terminó el verano'. Yo te aguanté los recitales y ahí es que ella le pregunta 'qué recital'. Ella no había ido a ningún recital".
"Claro, lo que pasó es que esta piba hacía los mismos gastos que hacen todas. Entonces, por ahí no saltaba: Rappi, Uber, sushi, ropa de noche, ropa de salir. No gastaba cinco mil dólares sino 400, 300, 200”, siguió.
“Bueno, Juan empieza a hacer un listado y suma un millón de pesos de Pipu de tres meses, que ella juraba que no había gastado. Juan la puteó, le canceló la tarjeta de crédito. A Male, lo mismo. Así todas las madres empezaron a putear a las hijas y a cancelarles las tarjetas", avanzó.
La verdad saltó en una reunión de las ocho amigas, cuando se dieron cuenta de que a todas les había pasado lo mismo, con lo cual, tenía que ser una del grupo. Pero todo se develó cuando se hizo evidente el robo de una cadenita.
“A una le faltaba un collar de Tiffany con un corazón negro, que no es muy común. Esta pelotuda un día aparece con el collar puesto. Ahí ella le dice: 'Es el mismo que el mío'. Y Lola le dijo que su mamá se lo había regalado este verano en Miami. Entonces ahí ató cabos: 'Ella me robó el collar', '¿No habrá sido ella?'", cerró Latorre.