Árboles tupidos y centenarios. Callejuelas coquetas con escaso trajinar de tránsito y sobre todo mansiones despampanantes y fastuosas. La zona más ostentosa de la ciudad de Buenos Aires, el espacio más codiciado y anhelado de la urbe.
Barrio Parque se erige en un oasis, por la calidad de las propiedades, por la seguridad, la tranquilidad y el emplazamiento de famosos de toda índole, así como de empresarios poderosos. Ahí encontró su lugar Susana Giménez, para vivir en una casona increíble.
Claro que no todo lo que brilla es oro. Durante la cuarentena más estricta, la diva transitó un tiempo en su hogar, pero luego se movilizó a la chacra kilométrica de Punta del Este. De hecho, no ha regresado, más allá de algun viaje relámpago.
Uno de los causales de esa ausencia en Barrio Parque se puede relacionar con un hecho particular. Resulta que en el terreno lindero a Giménez, un empresario adquirió varios lotes, demolió dos casas y se lanzó a crear desde cero una casona de más de 700 metros cuadrados.
Ese proyecto ambicioso se encuentra en pleno desarrollo, por lo cual pululan camiones de materiales, maquinarias de construcción, decenas de obreros y sobre todo ruido. El sonido lógico de una edificación, pero que no avizora un cierre en el corto plazo para Giménez.
Paparazzi se acercó a la morada de Susana para registrar el movimiento de esta obra enorme. Con un par de minutos en el sitio se pudo percibir que todo lo que brota de un trabajo tan enorme pudo haber tallado en la balanza de la diva para evitar afincarse nuevamente en su casa y privilegiar el silencio y la paz de Punta del Este.